IRON MEAT [Análisis]

Título: Iron Meat
Género: Accion.
Desarrollador: Ivan Valeryevich Suvorov.
Editor: Retroware.
Fecha de lanzamiento: 26/09/24.
Precio: $14,99.
Plataformas: PC, Nintendo Switch, PS5 y Xbox Series.
Disponible en: Steam y Stricly Limited.
Review: Realizado en su versión de PC con una copia de prensa proporcionada por Retroware.

Agradezco a las redes sociales por servir de puente para muchos juegos independientes. Sin ellas hay cientos de títulos que desconocería por completo. A veces una simple imagen o un gif es justamente esa promoción que se necesita para captar la atención de alguien. Fue lo que sucedió con Blasphemous, ROKI, Gestalt Steam & Cinder, Berserk Boy o Wildfire. Cada fin de semana navegaba lentamente por las publicaciones para ver que novedad encontraba. Me resulta importante destacar esto porque con Iron Meat sucedió exactamente lo mismo. Fue uno de esos juegos que venía pegando fuerte en la red social con sus avances, ¿cómo no hacerlo? Tiene justo lo necesario. Una pinta grotesca con mucha dosis de sangre, acompañado por un desenfrenado Gameplay old-school influenciado por el emblemático CONTRA de NES. Justo lo necesario para mantenernos pegados a la pantalla saltando y disparando.

Quienes busquen una historia épica no la encontraran. Pero van a disfrutar de una intensa campaña compuesta por nueve intensos episodios. Iron Meat nos arroja como última línea defensiva frente a una inminente avanzada de criaturas extrañas, que han logrado entrar a nuestra dimensión por los extraños experimentos de un científico avaro. Científico que ha perdido todo rastro de humanidad para convertirse en un simple vasallo de las criaturas de sangre. Fue asi que, con sus nuevos poderes ha logrado abrir un portal hacia una dimensión donde están entrando toda clase de criaturas amorfas, que no tienen nada que envidiarle a la masa de carne de CARRION. Como última línea defensiva tenemos que armarnos hasta los dientes y coger todo la munición que podamos para darles caza a estás abominaciones de sangre, mientras intentamos cerrar el portal y salvar al mundo. Iron Meat tiene una historia previsible que se ha visto hasta el cansancio, sin embargo, tiene una clara reminiscencia a Half Life, que nos mantendrá atrapados. Además su punto fuerte no proviene de su narrativa sino más bien de su gameplay.

Una de sus grandes virtudes es, claramente, su jugabilidad, un Run & gun Game cómo los de antaño, de esos dónde tirar para adelante disparando a todo lo que se cruce por pantalla era lo único importante. Una suerte de Shoot Them Up en 2d con un diseño de lo más injusto para sacar nuestro peor rostro. Por alguna extraña razón, el género ha perdido presencia estos últimos años, y son más bien pocos quienes han optado por experimentar, uno de ellos es Blazing Chrome de JoyMasher. Lo cierto es que, CONTRA dejo un vacío insondable en la industria, uno que ni siquiera la misma IP puede rellenar con sus mediocres decisiones o secuelas. Ahora llega está aventura indie que coge sus mejores bondades para aventarnos en un infierno de bichos con balas por todos lados. Una aventura con la que sacar músculos en los dedos y poner a prueba nuestros reflejos, saltando, echándose al suelo o girando rápidamente para calzar ese disparo inesperado. También demanda mucha atención al entorno para atrapar sus bonificaciones de munición o simplemente para evadir sus incontables trampas.

Acaso mencioné que, ¿tiene un diseño injusto? No sería un clon de CONTRA si no tuviese ese comportamiento errático en sus enemigos con su spawn descomunal. Resulta complicado llegar al tramo final sin recibir un golpe, por eso también se han introducido ciertos ajustes de vida con los que adaptarlo a los tiempos que corren. Iniciamos cada partida con un máximo de 16 vidas con las que continuar exactamente desde donde perdimos, es bastante generoso con los puntos de control. Además, tiene un selector de niveles, por si aún no tuvimos suficiente con su infernal balacera, y tenemos ganas de revivir la experiencia en una nueva dificultad, cual masoquista. Aunque con su modo en cooperativo local los picos de estrés suelen disminuir bastante. Como olvidar a sus Jefes Finales, esos colosos de carne y metal, una completa representación de la retorcida vision de H.R. Giger. A medida que superamos las zonas conseguiremos puntos que sirven para desbloquear nuevos personajes jugables, tiene un curioso sistema de personalización, donde podemos alternar la skin del protagonista desde sus piernas hasta su cabeza.

Siento que la industria tiene manía con el Pixel-Art y los filtros retro, pero… ¿Cómo no hacerlo? Se ven tan jodidamente bien. En especial cuando la sangre comienza a salpicar en la pantalla manchando todo lo que toca. Esos bloques con tanto volumen son tan expresivos. Tan característicos. Tan llenos de vida. No solo eso, sino que también realzan la escenografía gracias a esas preciosas físicas. Iron Meat no es un portento gráfico, pero tiene mucho cariño en sus movimientos: animaciones resultonas. Da la sensación de controlar a un acróbata profesional en lugar de un guerrillero carnicero. Esos saltos a lo Barýshnikov para evadir balas, y mas tarde caerle con todo nuestro arsenal es simplemente fenomenal. Esos entornos tan apretados generan pura claustrofobia, además la pinta sangrienta con ese sabor a oxido en su ambiente mantiene los picos de tensión. La mayor virtud es justamente el desmedido tono de Gore. Esa masa de sangre colgando desde cada rendija, plataforma o pedazo de metal. Bien podría haber salido de un relato de H.P. Lovecraft o más bien un dibujo de H.R. Giger. La forma en que interactúa con el escenario manchando todo desde un extremo hacia el otro es sencillamente brutal. Además, las genuinas reacciones de los seres humanos son un buen añadido. Otra de sus genialidades es la banda sonora, esas melodías chiptune son pura nostalgia.

Con un puñetazo de pura testosterona me ha enviado directo a los 90s. Iron Meat es pura adrenalina, un juego vertiginoso explosivo de alto voltaje con una pinta brutal. Sangre pegada por los suelos. Visceras goteando desde los tejados. Tanques conducidos por bichos que parecen salir de un cuento de H.P. Lovecraft. Joder, es un orgasmo tras de otro. ¿Lo mejor? Esos controles responden a la perfección, ¿Cómo no hacerlo? si controlamos a un Barýshnikov carniero. Tiene ese sabor old-school que tanto gusta, que deja una seguidilla de flashbacks. Iron Meat es todo lo que está bien, un claro homenaje a CONTRA, que no deberíamos pasar por alto.

Puntuación: 3.5 de 5.
  • Pura nostalgia.
  • Los controles responden muy bien.
  • El encanto de su Pixel-Art con una buena dosis de Gore.
  • Una banda de sonido pegajosa.
  • El cooperativo le sienta de maravilla.
  • La personalización de personaje le da un sabor extra.
  • Se siente demasiado injusto en algún que otro tramo.
  • No ofrece nada nuevo.

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