The Red Strings Club [Review]

Título: The Red Strings Club.
Género: Aventura Narrativa.
Desarrolladora: Deconstructeam.
Editora: Devolver Digital.
Fecha de lanzamiento: 22/01/2018.
Precio: $152,99 ARS.
Plataformas: PC.
Disponible en:  Steam.
Review: Realizado en su versión de PC con una copia de prensa proporcionada por la editora, Devolver Digital.

El telón se abre con una sensacional pieza de piano que va coordinada idealmente con la maravilla técnica del Pixel Art. Elementos que logran confeccionar una presentación mágica, misteriosa e inquietante. Durante los breves segundos observamos a un sujeto cayendo al vacío con las gotas de agua acompañándolo en picada hacia un futuro desconocido. Fugazmente despertemos en lo profundo de un bar, The Red Strings Club, al lado del barman, discutiendo sobre lo efímero de la vida y lo cuestionable de nuestras acciones. Desde allí tejeremos los hilos que ejecutaran toda una maquinaria de actos terminales. Una serie de situaciones que nos llevaran a ser testigos de una trágica revelación.

De esta forma se presenta en pantalla The Red Strings Club, una superlativa aventura narrativa que toca temas profundos y existenciales. Juega con la vida y el control a través de un pequeño vaso de vidrio y un condensado elixir. Al fin y al cabo, tal vez un buen trago ayude a mitigar la temible realidad que se vive en aquel distopico universo de Cyberpunk. Ciudadanos consumidos por implantes tecnológicos con la autogestión de su propia conducta y voluntad ejecutada por tan solo un código fuente de una disparatada IA. El escenario que plantea The Red Strings Club es brutalmente desgarrador. La propia sociedad ha perdido su identidad y con ello han perdido la capacidad de demostrar sus sentimientos y emociones ante el público. La necesidad de eliminar rasgos básicos de la naturaleza humana como la depresión, ira o el miedo los ha llevado a confabular un nuevo sistema de conducta y programación. Uno que planea ser incorporado a la fuerza por los maquiavélicos planes de una temible corporación, Supercontinent Ltd, con su nueva proeza, el Social Psyque Welfare, un sistema que modifica la genética de los individuos para convertirlos en esclavos del sistema.

Afortunadamente, no todos piensan de la misma forma. Es justamente allí cuando entraremos en acción, a través de un filosófico Barman de un club clandestino, un Hacker de tiempo libre y un androide algo chamuscado. Con este singular trio tendremos que arruinar los planes de la mega corporación y evitar el lavado de cerebro de la sociedad para ello debemos utilizar las singulares habilidades de nuestro grupo; bebidas para refrescar la memoria, implantes tecnológicos con los que retocar la vida y las efectivas técnicas de hackeo para robar información.

No deseo entrar en Spoilers, pero me resulta importante destacar que The Red Strings Club expone una maravillosa historia sobre la felicidad, el destino y las conspiraciones con algún que otro giro interesante, al más puro estilo de Megal Gear Solid. Una vez más, los españoles de Decostructeam logran sorprender con una deliciosa narrativa que se cocina a fuego lento. Personajes memorables con diálogos convincentes. Situaciones cotidianas y de toda índole. Dramas personales, presión ante el trabajo, relaciones que no funcionan o el inevitable miedo a fallar. Durante las 3-4 horas de duración, The Red Strings Club teje los hilos de una elocuente aventura. En cada desliz del cursor deberemos seleccionar una respuesta, que arrojara más variantes que soluciones. Y esa es una de las grandes cualidades de este minúsculo estudio español, la gran variedad de situaciones que se desprenden de una ínfima acción. Un detalle que hizo sobresalir al majestuoso, Gods Will Be Watching. El control no existe, es simplemente una ilusión, seleccionaremos la respuesta que creamos correcta, pero, al final del día, ¿lo será? Una variante que resonara continuamente en nuestra cabeza. Una y otra vez, durante cada conversación y acción.

Sin lugar a dudas, la variedad y flexibilidad de cada acto lleva a entregar una experiencia de juego sumamente rejugable. Además, The Red Strings Club no necesita de múltiples escenarios o una jugabilidad elaborada para demostrar su talla. Deconstructeam ha optado por transmitir una buena historia y la mejor forma de hacerlo es con una escenografía bien llevada, junto un acabado sonoro agudo, diálogos expresivos que demuestren el carácter y personalidad de sus personajes. Elementos que en conjunto funcionan efectivamente.

Cabe destacar que The Red Strings Club es un juego que mantiene un aura de misterio y escándalo por la naturaleza de su mundo y las disparatadas elecciones morales que se manifiestan continuamente, es por ello que logra mantener el interés en el espectador y atraparlo a la pantalla durante las escasas 3-4 horas de duración. No hay muchos escenarios, tan solo encontraremos el Bar, un laboratorio y una sala de trabajo. Solo tres habitaciones que se corresponden con la naturaleza del relato. Es simplemente asombroso como cada minúscula acción forma parte de un todo y la más mínima decisión influye en una futura acción. Desde un trago de vodka en el Bar, hacia un chip en el laboratorio y el futuro encuentro virtual sobre una línea telefónica. Todas y cada una de estas acciones se ven entrelazadas por las decisiones que tomemos en esta notable aventura. De igual forma funcionan los protagonistas. No hay muchos, tan solo un puñado de sujetos, que van desde científicos locos, jefes de una empresa, director de operaciones o marketing y técnicos. Eventualmente la cifra sube a 10 personajes interactivos, con los que charlar en diferentes situaciones e ir sacando información para ponerle un fin a los actos conspirativos de la empresa.

En cuanto a la jugabilidad, como mencione anteriormente, no hay mucho para detallar. The Red Strings Club es un juego orientado puramente a la narrativa. Durante la mayor parte de la aventura estaremos seleccionando diálogos, leyendo y revisitando nuestras decisiones en su maravilloso hilo de elecciones morales. Sin embargo, cada tanto tendremos situaciones “interactivas” en las que podremos que realizar algún que otro mini juego, tales como servir una copa con alguna bebida especial. Aquí es cuando entra la verdadera magia. Momento en el que tendremos que utilizar las destrezas del Barman para confeccionar un trago profundamente existencia que arremeta contra los sentimientos del cliente. Para ello contaremos con múltiples bebidas, Vodka, Tequila, Ron y un par más, a través de estas deliciosas bebidas deberemos crear un elixir especial, pero para hacerlo debemos visualizar el alma del cliente e intentar llegar a ella. Decidir si deseamos transitar un camino de felicidad, tristeza, euforia, locura o miedo. Al hacerlo seremos capaces de abrir múltiples opciones para dialogar de una forma más suelta, y de acuerdo a la estabilidad emocional del personaje, estos responderán afirmativamente o negativamente a  nuestras incógnitas. Sin duda, es una mecánica de juego singular, que brilla con luz propia y magnifica la misma propuesta narrativa del título.

Por otro lado, también podremos tejer los hilos del futuro al diseñar implantes tecnológicos y fusionarlos en el interior de los ciudadanos, de esta forma cambiaremos drásticamente sus vidas; estado de humor y las futuras resoluciones de ciertos diálogos. A diferencia del Barman, con el androide no hay mucha ciencia, tan solo debemos tomar un bisturí y formar figuras en un extraño molde. En cuanto al Hacker, pues, acá entra en juego un poco más de lógica y Puzzles, tendremos que realizar alguna que otra tarea, observar el escenario y analizar minuciosamente cada conversación para dar con la tecla justa y explotar al máximo las habilidades de espionaje del singular personaje que nos fue encargado tales como hackear la voz de jefes de seguridad para conseguir información adicional a través de conversaciones telefónicas. A fin de cuentas, es un trio bien variado. Un equipo que funciona en conjunto para un bien mayor.

Sin embargo, hay algunos personajes que no terminan de alcanzar todo su potencial y se mantienen en un completo misterio, tales como Ghost, un sujeto extremadamente particular y espeluznante, que se adueña de la pantalla en los escasos minutos de aparición, pero su presencia en la aventura es algo limitada y no llega a cumplir un propósito mayor. De todas formas, el resto del elenco corre mejor suerte, constantemente intercambiaremos diálogos y podremos ayudarlos a alcanzar un máximo grado de felicidad, al fin y al cabo, ese es uno de los temas principales del juego. La felicidad y el impacto que tienen las palabras. Por otro lado, es posible saltarse completamente los diálogos del juego y pasarse toda la aventura sin enterarse absolutamente nada. Pasar olímpicamente de los elocuentes diálogos que ha construido Deconstructeam gracias a un botón de rebobinado, pero por razones obvias, realizar esta acción comprometerá la experiencia final.  

Por el lado técnico, tal y como nos tiene acostumbrado, Deconstructeam vuelve a optar por la belleza del Pixel Art. En esta ocasión encontramos menos cantidad de escenarios, tan solo tres planos bidimensionales que exponen el singular encanto de una arquitectura futurista consumida por la pobreza de la sociedad marginal. Marquesinas iluminadas con la tenue luz de neón y hologramas que danzan sobre la lejanía. Una sociedad impulsada por los avances tecnológicos y construida a base de implantes que modifican su genética humana para convertirlos en unos superhombres capaces de evitar sentir sentimientos negativos. Todo esto entra en equilibrio con una banda de sonido fantástica, melodías de piano, suaves y lentas que transmiten el miedo y la desesperación a los cambios, pero también se toma un momento para hacer un giro de 180° y proyectar tracks progresivos que nos mantendrán absortos en todo momento.

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Deconstructeam lo ha hecho de nuevo, The Red Strings Club es un juego sumamente competente y muy bien balanceado en todos y cada uno de sus apartados. Un Pixel Art pintoresco conjugado por una atractiva banda de sonido y una historia reflexiva. En conjunto funciona como una maravillosa aventura narrativa que desborda personalidad y logra billar con luz propia. Durante la aventura descubriremos la verdadera importancia de las palabras, a través de unos impecables diálogos y una serie de personajes carismáticos. Jamás se sintió tan bien indagar en los secretos de una persona y tirar abajo aquella delgada mascara que resguarda su verdadera identidad. Investigar sus vidas y conocer en detalle las razones que los llevaron al lugar en el que actualmente se encuentran parados o en este caso sentados.

PALABRAS FINALES

En fin, The Red Strings Club es un bicho raro, pero no es para sorprenderse, Gods Will Be Watching ya lo fue en su momento, por lo tanto, simplemente puedo atinar a recomendar está bien lograda obra de arte. Un título que no defraudara a nadie que busque una trama madura y seria, además, las capacidades de rejugabilidad son realmente increíbles, conocer todos y cada uno de sus hilos rojos nos tomara un buen puñado de partidas.

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NOTA FINAL: 8.5/10

Puntos Positivos:

  • Una ambientación de Cyberpunk muy bien lograda.
  • Los temas maduros y serios que toca su relato.
  • Una narrativa impecable, que se cocina a fuego lento.
  • Personajes bien definidos con personalidades únicas y complejas.
  • La banda de sonido tiene un par de piezas musicales increíbles.
  • Los diálogos de cada personaje son sumamente profundos y existenciales.
  • Una gran flexibilidad a la hora de tomar decisiones.
  • Múltiples finales.
  • Un gran nivel de rejugabilidad.

Puntos Negativos:

  • El acelerador de diálogos es una herramienta “interesante”, pero su uso puede arruinar completamente la experiencia del juego.
  • El personaje llamado Ghost tiene un final demasiado abrupto, no le vendría mal un poco más de tiempo en pantalla, (considerando el gran misticismo que lo rodea)

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