Maquette [Review]

Título: Maquette.
Género: FPP.
Desarrollador: Graceful Decay.
Editor: Annapurna Interactive.
Fecha de lanzamiento: 02/03/2021.
Precio: $224,99 ARS.
Plataformas: PC, Playstation 4 y Playstation 5.
Disponible en: Steam.
Review: Realizado en su versión de PC con una copia de prensa proporcionada por Annapurna Interactive.

Luego de una semana de pura agonía con la ingesta dosis de masoquismo en los inestables paramos de Loop Hero, era hora de un cambio de 180º, y la mejor forma de contrarrestar los efectos colaterales del estrés monumental ocasionado por cada uno de sus bucles, era dar un salto de fe hacia el género narrativo. Afortunadamente la caída no fue demasiado dura y fui interceptado por una elegante y pintoresca Maqueta, que contaba con los ingredientes adecuados para crear una envidiable pócima de amor. Como suele ser habitual en la industria, toda historia de amor comienza con un buen café, y la obra de Graceful Decay no iba a ser la excepción. Con un café en la cafetería de la esquina, un choque involuntario de manos al caminar bajo la luz de las estrellas o un beso robado, son tan solo los primeros inicios de un amor para recordar. De esta forma, Graceful Decay nos introduce a su maqueta especial para resolver el rompecabezas más difícil de todos, el amor.

Cada vez son más los títulos que se arriesgan a tocar temas sensibles con el fin de forjar un vínculo con el espectador y abrirse un hueco en lo más profundo de su corazón. En su momento lo hizo, To the Moon, luego lo siguió de cerca Florence, GRIS, Rakuen y A Fold Apart. Juegos que comparten una lengua materna por el amor, pero que no tienen el poder narrativo para trascender y expresar sus sentimientos con la teatralidad de sus escenarios o la plasticidad de sus movimientos como fue el caso de Arise a Simple Story. Un juego español que llego sin hacer demasiado ruido, y que, sin embargo, tomo por sorpresa a todos. No solo por su alarmante belleza audiovisual, sino que, en papel funcionaba aún mejor, como si se tratase de un fino reloj suizo con un envidiable sistema ludo-narrativo. ¿A qué viene al caso? La pregunta del millón, y es que tanto Arise como Maquette, buscan lo mismo, trascender de las palabras para dejar que sus propios rompecabezas hablen por sí mismos.

En el caso de Maquette exploramos la escala de los problemas cotidianos en una floreciente historia de amor moderna donde los dilemas, por más minúsculos que parezcan, implican obstáculos insuperables que conllevan a duros roces. No es otra dulce historia de amor juvenil, sino que desarrolla las distintas etapas de una relación, en este caso la de Michael y Kenzie, dos jóvenes tortolitos que han comenzado a experimentar el amor con una gran intensidad. Como suele ser habitual en los “romances” la premisa pocas veces deja lugar para la imaginación,  pues, gira sobre tópicos demasiado evidentes y previsibles. Lamentablemente, Maquette no será la excepción y la historia de Michael y Kenzie es otra más del montón, un drama que no termina de encender la chispa. A causa de su naturaleza narrativa y los apresurados tiempos de acción el relato se diluye en un amargo rio de sentimentalismo, es decir, no maneja del todo bien los tiempos y situaciones por lo que sus cambios de escena se sienten demasiados bruscos. Pasar de estar felices a orillas del mar para dibujar el agotamiento mental de una rutina al otro día, no es del todo acertada. No construye la emoción de sus personajes y  esto se traduce en un relato agridulce. No tiene la naturalidad de RiME o Arise a Simple Story, que funcionan de principio a fin como un viaje de crecimiento personal. Maquette lo intenta, sin éxito alguno.

A pesar de los matices referentes a su historia, Graceful Decay se las ingenia para crear una aventura absurdamente original y totalmente inmersiva con un apartado sonoro envidiable, y no solo por las notas musicales que acompañan de manera eficaz a cada una de sus escenas para reflejar el humor de los personajes, sino también por la alarmante cuota de calidad en su Voice Actng con diálogos colmados de armonía y naturalidad. No necesitan de imágenes para expresar sus cambios de humor, y eso es algo que solamente se consigue con buenos actores, y Maquette no ha deseado escatimar en este detalle por lo que ha traído el carismo de Bryce Dallas Howard y Seth Gabel, la pareja del cine, a dar vida a estos dos singulares personajes virtuales en un drama amoroso atractivo, pero eclipsado por su acelerado ritmo de juego. A diferencia de Firewatch, la relación de Michael y Kenzie se siente demasiado apresurada sin puntos intermedios, es un ir y venir demasiado marcado por la lógica con interpretaciones simbólicas poco definidas. En consecuencia, no existe una relación clara entre un rompecabezas y la narrativa, por lo que “la escala de sus problemas” se siente como una simple excusa para darle un sentido a su mundo recursivo. En lo ludo-narrativo no congenia del todo bien.

Eso no quita que como “juego”, sea una autentica maravilla. El sistema recursivo al estilo M.C. Esther, (un mundo de paradojas visuales), le sienta de maravilla y da lugar a ideas alocadas con rompecabezas ambientales bastante ingeniosos, que exprimirán al máximo las neuronas. Al fin  al cabo, en sus inicios el elemento “Recursivo” sonaba innecesariamente complicado, quizás más de lo necesario, pues se presta para explicaciones confusas. Sin embargo, en la práctica es todo lo contrario, tal y como sucedía con Superliminal de Pillow Castle, es decir, las escalas y los volúmenes se convierten en una mecánica de juego y tendremos que pensar por fuera de la caja para resolver los perspicaces rompecabezas que encontraremos en aquella pintoresca maqueta. Cabe destacar que el mundo de Maquette toma múltiples formas en cada uno de sus seis episodios por lo que ira evolucionando las técnicas recursivas para no estancarse en lo tradicional de “achicar” o “agrandar” objetos, sino que cada tanto le da una vuelta de tuerca para romper la cuarta pared y darle un soplo de aire fresco a sus interminables “mundo de miniatura” y de “tamaño normal”. A su vez, todos ellos conviven en una “Cúpula Central” y desde allí podremos experimentar con los objetos para obtener resultados minúsculos o gigantes, pues, cada una de sus maquetas, y por consecuente, los elementos que predominan en su interior, funciona como una réplica exacta. Entonces, cada objeto tiene usos variados según sus características como lo descubriremos en su inicio con la casa de muñecas y la llave de miniatura o el propio puente colgante formado por una llave aún más grande. Esta es una idea recurrente al vincular un solo objeto en ambos mundos para utilizarlos de diferentes modos. Por lo tanto, funciona como el aleteo de una mariposa, cada acción que realicemos en una zona genera una variante en el otro mundo. Y eso no es todo, son tan solo los primeros compases. A medida que avanzamos se introducen nuevas variantes en su mecánica recursiva con el fin de sacar el máximo potencial de la “Cúpula Central” debido a que en su interior se anexan las diferentes secciones de un episodio, aunque para acceder a ellas tendremos que ir superando los distintos retos mentales.

Por otro lado, la dificultad está bien balanceada y no tomara demasiado tiempo seguirle el “hilo” a sus mecánicas para luego ser recompensados con esa cálida sensación de logro alcanzado. Pese a sus ideas tan geniales, los controles no responden del todo bien. A causa del apuntado automático la interacción con objetos se siente tosca e incómoda y no ofrece gran precisión al girar o acercar elementos, lo que entorpece la experiencia de juego. Del mismo modo no le haría ningún mal una opción para echarse a correr al salir de la “Cúpula Central” para visitar las secciones gigantes de la maqueta, pues, ir de un extremo al otro caminando lleva lo suyo. Cabe destacar que muchas de sus resoluciones hilan muy fino, y si pensamos demasiado fuera de la caja, esto puede llevar a bloqueos artificiales en determinados sitios, lo que evidentemente nos enviara a reiniciar el capítulo o cargar la partida. Pese a sus irregularidades, Maquette es una auténtica maravilla que hace y deshace un mundo de pura magia con una armonía sin igual. A falta de guías o direcciones utiliza palabras y textos para enfatizar situaciones o momentos en la relación de Michael y Kenzi, algo similar a lo que hizo Giant Sparrow con el brillante, What Remains of Edith Finch. Aunque sin el mismo efecto. Eso no quita que Maquette se desenvuelva bien con su mecánica.

Visualmente, Maquette luce realmente bien y esto se debe a la superlativa dirección artística con ese toque minimalista tan suave y vibrante que logra resplander la armonía de sus escenarios, que recuerda a The Witness de Jonathan Blow. Colores calidos para expresar los recuerdos felices de aquella pareja para luego culminar con un juego de grises. Con mucho estilo Graceful Decay logra manejar las tonalidades para destacar las bondades de su mundo recursivo, que se hace y deshace con cada uno de nuestros movimientos. La propia estructura de la cúpula es envidiable con un control de las escalas impecable. La representación de los rompecabezas a partir de los tamaños le sienta de maravilla y permite experimentar mundos con posibilidades infinitas en sus interminables bucles. Ademas, cada uno de sus episodios forma parte del libro de amor de Michael y Kenzi. Cada uno de sus episodios introduce momentos especiales de la pareja como su primera cita en la feria local o su llegada al hogar con todas esas fantasias adolescentes de crear un nido único. Aunque no da todo masticado, y cada tanto arroja un paño oscuro con dibujos que expresan por si mismo los sentimientos de la pareja. Ciertamente, no hay mucho para reprocharle en lo visual. Maquette tiene un apartado visual pintoresco que funciona en conjunto con sus rompecabezas. Ademas se agradece el soporte a resoluciones ultra-panoramicas ya que permite destacar la gran belleza de su arte.

Con el amor de fondo, Maquette inicia un apasionante viaje de melancolía por las memorias fragmentadas de una joven pareja para resolver con mucha prudencia el mayor rompecabezas de todos, el amor. La obra de Graceful Decay tiene una absurda dosis de originalidad debido a su temática recursiva que hace y deshace su propia maqueta como si se tratase de un castillo de naipes dentro de un laberinto de cristales. El manejo de las escalas para representar sutilmente la disparidad de una relación funciona… a medias. Esto se debe a una narrativa algo floja con cambios de escena demasiado bruscos y un inexistente vínculo entre lo que vemos y hacemos. A diferencia de Arise a Simple Story que canaliza todo su poder narrativo en la jugabilidad para dejar que sus rompecabezas hablen por sí mismo sus sentimientos. Maquette baraja este concepto, pero con resultados un tanto agridulces. Aún asi, ante todo, es un juego de rompecabezas, y estos se le dan muy bien.

Sin lugar a dudas, una asignatura pendiente para cualquier fanático de los FPP, quizás un tanto repetitivo, pero un juego que no debería pasar desapercibido.

Puntuación: 3 de 5.

Puntos Positivos:

  • El concepto recursivo para dar vida a sus escenarios.
  • Visualmente luce muy bien.
  • Mecánicas originales e interesantes.
  • El Voice Acting tiene un nivel de calidad importante.
  • Un apartado sonoro bien cuidado con melodías que acompañan acordemente cada memoria.
  • Soporte para resoluciones ultra-panoramicas.
  • Un drama amoroso que se sigue con interes…

Puntos Negativos:

  • Pero no esta a la altura de sus rompecabezas.
  • Una opción para correr no le haría ningún mal.
  • La interacción con objetos tiende a ser tosca e imprecisa.
  • Ciertos bloqueos artificiales que conllevan a re-iniciar la partida o cargar el último punto de guardado.
  • No existe una conexión clara entre “lo que hacemos” y “lo que vemos”.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: