Diplomacy Is Not An Option [Análisis]

Título: Diplomacy Is Not An Option.
Género: RTS.
Desarrollador: Door 407.
Editor: Door 407.
Fecha de lanzamiento: 04/10/24.
Precio: $14,99.
Plataformas: PC, PS5 y Xbox Series.
Disponible en: Steam.
Review: Realizado en su versión de PC con una copia de prensa proporcionada por Door 407.

Llevo su tiempo, pero… Door 407 ha conseguido lanzar la versión 1.0 de su ambicioso simulador de estrategia y defensa de torres, ‘Democracy is not an Option’. Aquella maravilla minimalista que viese la luz como parte del acceso anticipado de Steam hace más de dos años. Ahora con toda la experiencia cosechada en este tiempo, y tras un puñado de actualizaciones y fixes, encuentra su estado definitivo. Ofrece una experiencia divertida con mucha gestión de por medio, donde utilizar los recursos con cabeza en sus intensas batallas contra hordas de enemigos, como sucedía con They Are Billions. A simple vista, luce como un Tower-Defense del montón, sin demasiada complejidad de por medio, pero eso cambiara en un abrir y cerrar de ojos. La escala de sus oleadas es alucinante, y ese toque de ‘City Builder’ es todo un placer. Además, el setting de fantasia medieval no le sienta nada mal, tiene ese toque justo de humor negro que tanto gusta.

La historia de Diplomacy is not an Option no podria ser más excentrica. Presenta una premisa más bien sencilla, pero con los elementos adecuados para sentirse atractiva. Con una buena dosis de humor de por medio para darle sabor a su experiencia. Cuenta las desventuras de un noble agotado de los problemas sociales y las demandas del pueblo, por lo que decides tomar el control absoluto y poner fin a las rebeliones… de una vez por todas. Sin embargo, no basta con dar órdenes desde lo alto del castillo, ya que las hordas de enemigos son implacables y cada vez más numerosas.

La historia no es el enfoque principal del juego, el contexto narrativo establece un tono irónico y sarcástico. El protagonista, un señor feudal cínico, se enfrenta a lo que podría llamarse una “democracia forzada”, donde las masas insisten en conseguir algun que otro derecho o al menos cierta estabilidad para tener un plato de comida. Esto desencadena una seguidilla de situaciónes absurda, donde el poder autoritario se utiliza como última opción. Crea una especie de crítica sutil a sistemas políticos autocráticos y a la explotación del pueblo, todo bajo un velo de humor oscuro. Aunque la historia no evoluciona demasiado, proporciona el contexto necesario para sentir la urgencia y el caos de controlar un dominio bajo constante ataque. Más que una narrativa, el juego se enfoca en una sensación constante de lucha desesperada, transmitiendo la idea de que «la democracia» es, para nuestro personaje, una amenaza a su control.

Mientras tanto, el Gameplay se apoya en dos pilares principales: defender la base y gestionar recursos. Desde allí se desprenden dos estados de juego completamente diferentes, pero que comparten un espacio en común. A través de una combinación de tácticas y construcción, debemos construir un asentamiento lo suficientemente fortificado lo más pronto posible para repeler cualquier ataque enemigo, y al mismo tiempo, organizar las defensas para resistir cada oleada de campesinos e incluso zombies que intentan destruir el valioso reino.

Al comenzar una partida, tenemos algo asi como un pequeño castillo a modo de centro de asentamiento. Con un objetivo claro: expansión: Extender las defensas y construir estructuras esenciales para mantener la economía y la supervivencia. La construcción de la base incluye: la creación de muros, torres, y la colocación estratégica de defensas como catapultas y trampas para enfrentar a las hordas de enemigos. Como es de esperarse, también necesitamos edificios dedicados a la recolección o fabricación que proporcionen recursos valiosos, como leñadores para obtener madera o canteros para extraer piedra. La ubicación y planificación de estos edificios es crucial, ya que debemos equilibrar el crecimiento económico con la preparación para los ataques. Si nos expandimos demasiado rápido o no organizamos adecuadamente las defensas, es fácil que las hordas de enemigos se lleven puesto los muros, y todo lo que encuentren. El juego ofrece una buena variedad con mejoras que permiten adaptarse a diferentes estrategias.

Los recursos principales son la madera, la piedra, la comida y la población, y cada uno tiene un papel vital en el éxito del asentamiento. La gestión adecuada de estos recursos es crucial, ya que sin ellos no podremos construir defensas ni mantener el ejército. Lo que me recuerda, uno de los aspectos más llamativos es la gestión de la población. A medida que reclutamos unidades para defender el castillo, necesitamos de los correspondientes recursos para que estén activados. De lo contrario, el hambre y las enfermedades pueden diezmar a los ciudadanos y soldados, lo que complica aún más la gestión. Este equilibrio entre mantener una población sana y reclutar suficientes unidades para sobrevivir a los ataques crea una dinámica tensa. Además, como líder, podemos ordenar la recolección de cadáveres de las batallas para evitar que propaguen enfermedades, lo que añade un toque más de realismo y desafío a la gestión de tus recursos.

El combate en «Democracy is not an Option» sigue un enfoque clásico de defensa de torres, pero con un mayor enfoque en el control directo de tus unidades. Es posible construir y desplegar diferentes tipos de unidades, como infantería, arqueros, y unidades especiales como catapultas. El control de tus tropas es clave, ya que los enemigos no solo se acercan desde una única dirección, sino que pueden atacar desde varios flancos, lo que obliga a ser estratégico en la ubicación de las defensas y en la forma en que distribuimos a cada unidad.

Las oleadas de enemigos varían en dificultad, y con el tiempo se vuelven más complejas, lo que requiere mejores tácticas. A diferencia de otros juegos del genero, donde esperar una línea clara de ataque, en «Democracy is not an Option», la sensación de caos y desorganización está siempre presente. Toca estar alerta en todo momento, ya que los ataques inesperados pueden sobrepasar las defensas si no planificamos adecuadamente.  El sistema de combate es sencillo pero efectivo, y el juego recompensa la anticipación. A medida que las hordas se hacen más grandes, el jugador debe gestionar múltiples frentes de ataque y reaccionar rápidamente a las nuevas amenazas, manteniendo una atmósfera de tensión constante.

Uno de los aspectos más destacados es la variedad de enemigos a los que enfrentarse. No solo se trata de campesinos enojados o pequeñas rebeliones, sino que el juego introduce monstruos, unidades más poderosas y jefes que requieren tácticas especializadas para ser derrotados. El juego cuenta con un nivel de dificultad alto, lo que lo convierte en un desafío constante. Las oleadas son implacables, y la falta de preparación se paga caro. Esta dificultad, junto con la gestión de recursos, lleva a jugar con cabeza y pensar muy bien el próximo movimiento ya sea para balancear entre expandir la base o defenderse, lo que genera una curva un tanto exigente.

Con su acceso anticipado daba gusto construir y defenderse de todas las alimañas, ahora con su versión final encontré un nuevo motivo para regresar a su divertido mundo de fantasia medieval. Quizas no sea una maravilla, pero esa mezcla de ‘They are Billions’ y ‘Age of Empire’ le sienta genial. Me encanta como impulsa a pensar sobre la marcha. Como recompensa la estrategia y la anticipación. Aunque también debo admitir, que castiga duramente cualquier tipo de error. No deja demasiado margen para la experimentación. La dificultad es una vara alta que echara para atrás a muchos fanáticos, sin embargo, quienes disfrutan de los retos se sentirán como en casa. Si bien, la historia no es uno de los aspectos más destacables, es imposible no soltar alguna que otra carcajada con sus excentricidades, ese toque de humor satírico es todo un acierto, aunque también deja espacio para la doble interpretación.

No tengo mucho para reprocharle, es un juego divertido con mucho contenido para disfrutar por horas. Cualquier fanatico de la estrategia no debería dejar pasar por alto la joyita que ha conseguido crear Door 407.

Puntuación: 3 de 5.
  • Una historia divertida, pero con doble sentido.
  • Jugablemente es toda una maravilla.
  • Artísticamente tiene mucha personalidad.
  • Esa sensación de estar contra las cuerdas en todo momento.
  • Aunque los picos en su dificultad son demasiado evidentes.

Deja un comentario

Descubre más desde PCIndieMRace

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo